El Universo Expandido de Star Wars se acuñó para incluir todas aquellas historias que no tenían ninguna relación con lo visto hasta el momento, en el año 1977, en la pantalla.
Cronológicamente hablando, dicho Universo empezó a desarrollarse en las páginas del magazine juvenil Pizzazz, cuyo primer número tiene fecha de portada octubre 1977, aunque es probable que el magazine llegara al mercado al mismo tiempo que la sexta y última entrega de la miniserie gráfica original, que adaptaba el Episodio IV. Dentro de la revista se publicaron dos historias seriadas de Star Wars – a razón de tres páginas por número- tituladas The Keeper’s World y The Kingdom Of Ice. Por esas mismas fechas, Marvel Comics publicó las primeras entregas del Universo Expandido en la serie gráfica original. Star Wars# 7-10: New planets, New Perils; Eight for Aduba; Showdown on a Wasteland; Behemoth from the World Below (fecha de portada: enero-abril 1978) componen este primer arco argumental.

Krieg der Sterne# 3
Williams-Verlag GMBH. Alemania 1978
Star Wars# 7-10 FP enero-abril 1978, íntegros salvo por dos páginas
Roy Thomas, Donald F. Glut, Howard Chaykin, Tom Palmer y Alan Kupperberg
Portada: GIl Kane y Tony DeZuniga

Además, en febrero de 1978, llegaba a las librerías Star Wars: Splinter of the Mind’s Eye, novela escrita por Alan Dean Foster -el escritor que realmente escribió la versión novelada de Star Wars, que luego firmara George Lucas-, un libro del que durante mucho tiempo se dijo que serviría como base para la segunda película de la trilogía galáctica original. Estos tres ejemplos son los que dieron el pistoletazo de salida oficial del nuevo Universo Expandido, que quedó circunscrito al formato gráfico hasta el estreno de la segunda película, The Empire Strikes Back (junio 1980), salvo por la emisión del televisivo Star Wars Holiday Special (Twentieth Century Fox Television, noviembre 1978) y por la publicación de un par de novelas dedicadas al personaje de Han Solo (Han Solo at Stars´End, abril 1979, y Han Solo´s Revenge, noviembre de 1979).

Precisamente este último fue uno de los personajes que más interés despertó tanto en los lectores como en aquellos que guionizaron, dibujaron y/o novelaron sus aventuras. No en vano, Han Solo es con mucho uno de los personajes más carismáticos de cuantos han aparecido en el universo creado por George Lucas, por lo que no es de extrañar que el tándem Lucasfilm-Disney decidiera presentar una película en donde se contaran las primeras andanzas del contrabandista coreliano.

La primera sensación que se tiene al ver la película Han Solo: Una historia de Star Wars es que Lawrence Kasdan, junto con su hijo Jonathan, son mejores guionistas que George Lucas. Esta afirmación no es gratuita, dado que entre el fandom galáctico, siempre se ha considerado El Imperio Contraataca la mejor película de toda la saga. Este guión específico fue obra de Lawrence Kasdan, partiendo, eso sí, de las ideas originales de Leigh Brackett.

Otra cosa que queda clara es que el director, Ron Howard, no articula su discurso como si se tratara de una película del universo de Star Wars, sino como quien quiere contar la historia de un joven que pasó de ser una persona cargada de ilusiones a un cínico aventurero, curtido en mil y una batallas. En realidad, la propia historia de su apellido, Solo, fruto de la inventiva de un oficial imperial, demuestra que una trayectoria vital puede terminar consolidando a una persona sin que ésta tenga unas raíces familiares previas.

Después está la capacidad de los guionistas por añadir, sugerir y/o nombrar, elementos del anteriormente comentado Universo Expandido, que siempre han formado parte del discurso del personaje, tales como a quién le ganó y cómo el Halcón Milenario; o cierta carrera a lomos de dicha nave, la cual se ha descrito en cómics, novelas y tiras de prensa.

Han Solo: Una historia de Star Wars también nos sirve para conocer aquellos personajes, además de Chewbacca, que cincelaron el carácter, los modos y las maneras de Han Solo, algo que en el universo cinematográfico nunca se había tocado. El problema viene cuando a un personaje tan carismático como éste se le da un anclaje personal que demuele parte de esa aura de “rebelde sin causa” a la que nos tenía acostumbrado. Personalmente creo que, todo lo que ayude a humanizar a un personaje, servirá para que lo conozcamos mejor, pero Star Wars y sus seguidores no se rigen por las mismas reglas que se aceptan en otros entornos.

La película, sin embargo, nos ofrece secuencias absolutamente memorables, diálogos que poseen un claro subtexto sin un maestro Jedi de por medio -sobre todo los que mantiene Han con Beckett- y un tira y afloja emocional entre Han y Qi’ra. Sobra decir que algunos de los mejores momentos son aquellos en los que aparece en la pantalla la pareja Han-Chewbacca, dado que es difícil pensar en uno sin incluir al otro. ¿Y qué me dicen de Lando Calrissian? Pues que si era cínico y encantador de mayor no lo era menos de joven, aunque con el paso del tiempo aprendió a vestir de una forma menos escandalosa, pero sin perder el gusto por las capas.

Al final, y como suele ocurrir en el universo de Star Wars, ni los malos son tan rematadamente malos -salvo en el caso de El Emperador- ni los buenos son unos ángeles castos y puros, un elemento que el guión de los Kasdan trata de potenciar, sobre todo con los personajes de Beckett y Qi’ra.

Han Solo: Una historia de Star Wars, en realidad, no deja de ser una “historia jamás contada” del universo Star Wars, pensada en parte para quienes conocen al personaje, el Universo Expandido y la propia idiosincrasia del universo galáctico. No obstante, la película la puede disfrutar un neófito, dado que Ron Howard no dirige una película para seguidores de la saga, sino para todos los que disfrutan con una buena película de género.

Ya lo he dicho los últimos años, y lo seguiré diciendo, en este tema influye mucho tu actitud y tu capacidad por asimilar lo que estás viendo sin dejarte llevar por los prejuicios que lastran este tipo de propuestas. Quienes le quieran encontrar defectos lo harán con las luces de la sala aún encendidas, pero esto no es óbice, ni cortapisa para disfrutar de una película que, sin estar planteada como uno de los grandes títulos de la saga, llega a cumplir tan bien como lo hiciera Rogue One, hace dos años.

A título personal diré que los exteriores rodados en Fuerteventura lucen realmente bien como el planeta donde se refina un elemento sobre el que bascula buena parte de la trama. Además, la banda sonora de John Powell es otro de los aciertos de esta película, banda sonora que no se olvida de incluir una composición del mítico John Williams, Han Solo Theme.

El resto, como suele ser habitual una vez al año, cuando se estrena una película de la saga galáctica, corre por cuenta de quien acude al cine a verla. Yo ya lo he hecho, y no me arrepiento.