«HUSET» Aka «THE HOUSE»: Entrevistamos al director Reinert Kiil

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El nueve de abril del año 1940 comenzaba la ocupación alemana del reino de Noruega, ocupación que se prolongó hasta la rendición del ejército germano, en mayo del año 1945. Para los habitantes de un país que se había declarado neutral durante la Primera Guerra Mundial, la ocupación supuso uno de los periodos más oscuros de su historia no solamente por las férreas reglas impuestas por el régimen nacionalsocialista, sino por el grado de colaboración que desarrollaron algunos sectores de la población, hecho que desembocó en el ingreso de más de 15.000 noruegos dentro de las fuerzas armadas alemanas, muchos de los cuales terminaron formando parte de las temibles divisiones SS.

Éste es el escenario en el que se moverán los personajes principales de la película Huset (The house), tercer largometraje dirigido por el realizador noruego Reinert Kiil. La acción arranca entre las nieves del norte de Noruega y sus protagonistas serán el teniente de la división 241 de Wehrmacht (infantería alemana) Jurgen Kreiner (Mats Reinhardt) y un soldado de 1. Fallschirm-Jäger-Division (primera división de paracaidistas alemana) llamado Andreas Fleiss (Frederik von Lüttichau)

El segundo acaba de perder a un compañero de división llamado Max por culpa de una escaramuza en la que estuvo implicado un prisionero noruego, Rune Henriksbø (Sondre Krogtoft Larsen) y, de no ser por la intervención del teniente, Henriksbø hubiese muerte a reglón seguido de Max.

Al final, la lógica se impone y la motivación de ambos militares es la de abandonar aquella “tierra de nadie” e integrarse con el resto de las fuerzas de ocupación alemana. Con lo que no contaban era con la animadversión que, para con los recién llegados, iba a desplegar aquel helado e inhóspito lugar, dispuesto como, luego, los estuvieron los integrantes de la resistencia noruega, a vender cara su derrota.

R.K. (Reinert Kiil): ¿De dónde me vino la idea de hacer una película con este escenario de fondo? Pues de mis recuerdos y de las cosas que me contaron mis abuelos. Mi familia es del norte de Noruega y cuando empezó la ocupación, las tropas alemanas cometieron todo tipo de excesos, los cuales pasaron a formar parte de las pesadillas y las leyendas locales. Mi primera pesadilla cuando era niño tuvo que ver con todas esas historias que me contaban de pequeño. Además, cuando crecí, me interesé por todo lo relacionado con ese periodo y de ahí que, aunque en el borrador original los protagonistas no fueran solados alemanes, en las siguientes escrituras decidí cambiarlo para que así fuera.

The house. Huset

Una vez que los protagonistas logran llegar hasta una casa abandonada, cada uno mostrará las dos caras de la sociedad alemana de aquellos momentos. Andreas Fleiss es el soldado que lucha por lograr que el ideario nacionalsocialista sea conocido, respetado y temido en todo el mundo. Sus actos y su modo de comportarse, alabando al Führer cada dos minutos, o quemando la bandera del país para izar la enseña con la esvástica demuestran hasta dónde ha llegado su adoctrinamiento por parte del aparato del estado alemán. Frente a él está el teniente Jurgen Kreiner, un arquitecto mucho más racional y mundano, que estaría más cómodo bebiendo cerveza junto a su pareja, Victoria, antes que propagando la doctrina del partido nacionalsocialista cual profeta del Reich. Esta circunstancia explica que, de los dos protagonistas, Kreiner sea el único que se preocupa por la herida que su prisionero noruego tiene en la pierna, la cual empieza estar gangrenada.

The house. Huset

Incluso sus gustos cinematográficos son dispares. La última película que vio el segundo fue un largometraje de animación de la factoría Disney mientras que el primero visionó, de manera casi religiosa, el panfleto propagandístico nazi para la gran pantalla por excelencia, Triumph des Willens, dirigido en 1935 por la directora Leni Riefenstahl. Kreiner, al escuchar las palabras del soldado, sonríe y exclama ¡Demasiado propagandístico para mi gusto! Prefiero las películas de dibujos animados.

No obstante, la forzada convivencia entre dos personas tan dispares y en medio de un escenario un tanto claustrofóbico no debería ser óbice, ni cortapisa para que ambos sobrevivieran esa noche, dentro de la casa que hace las veces de improvisado refugio, antes de continuar su búsqueda. Lo que ignoraban, antes siquiera de poner un pie en aquella casa, es que su presente entraría en conflicto con un dramático y truculento suceso del pasado, hecho que terminará por obligarlos a recorrer los meandros de la locura que tan bien describiera Joseph Conrad en su celebérrima novela En el corazón de las tinieblas.

R.K.: Lo primero que me planteé, una vez que decidí que los protagonistas fueran dos soldados alemanes, era huir de mostrarlos como unos fanáticos sin sentido. No quería que fueran nazis, sino dos soldados alemanes, atrapados en un escenario hostil. Después, cuando le propuse al actor Mats Reinhardt hacer la película, éste me dijo si yo quería que él hiciera de soldado alemán, lo haría con la condición de no ser el típico nazi que aparece en muchas películas. Por eso me esforcé en crear personajes reales, con sus defectos, pero que mostrarán la realidad que imperaba en la Alemania nacionalsocialista y en muchos de los países ocupados, entre ellos, el mío. Andreas Fleiss es un soldado que se ha creído las mentiras del régimen, pero que se siente orgulloso de ser un paracaidista alemán, no un miembro del partido nazi. Puede que sea más ingenuo que Kreiner, pero sigue siendo humano.

F.K. (Film Kino): Sí, esa una virtud de la película. Ambos personajes representan la forma de pensar de muchos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. La edad y la experiencia que cada uno tuviera era la línea que marcaba la diferencia.

R.K.: Lo que les unía era que ambos estaban lejos de casa, combatiendo en una guerra que les podía costar la vida. Es ahí donde las diferencias se terminan. Lo único que se quiere, entonces, es sobrevivir.

F.K.: ¿Y de dónde viene todo el tema de las cruces, el clérigo del siglo XVIII y la imagen clásica de un exorcismo?

R.K.: Siempre me han atraído mucho estos temas, sobre todo aquello que rodea al rito del exorcismo. Tiene mucha fuerza visual y te da pie a jugar con los miedos del espectador. Además, el exorcismo me ayudaba a crear la leyenda… maldición, mejor dicho, que se escondía tras los muros de la casa y en la que estaba implicado el personaje de Rune…

F.K.: Esa vuelta de tuerca, cuando los personajes ven la foto de familia, es genial.

R.K.: Sí, porque cambia todo el sentido de la película y hace dudar sobre lo que uno está viendo. Quería que el espectador perdiera la noción del tiempo y el espacio, y se viera inmerso en la misma pesadilla que viven los personajes protagonistas…

F.K: Recurriendo a sus fantasmas interiores…

R.K.: Ésa era la idea. Lo que más no asusta no son los fantasmas de otros, sino los nuestros. Con esta base argumental, sólo quedaba jugar con el espacio, los ruidos, las puertas que se abren y las ventanas que se cierran…

F.K.: Y que dudaras de si lo que habías visto era cierto, un recuerdo, o una pesadilla…

R.K.: Exactamente.

F.K.: ¿Y cómo fue rodar dentro de la casa?

R.K.: Rodamos, durante tres meses, en dos escenarios. La casa, por fuera y después, las habitaciones, escaleras, puertas y demás, formaban parte de un escenario que se podía desmontar según las necesidades. Aun así, convivir seis personajes en un espacio como aquel tampoco fue fácil (risas)

Llegado el momento, ni el fanatismo de Fleiss, ni la cordura y aplomo de Kreiner les ayudarán a sobrevivir a un escenario que bien pudiera haber sido creado por Lucio Fulci para cualquiera de sus películas. La mente humana necesita un poso de realidad para poder soportar los vaivenes emocionales que se encuentra en su camino, y la casa que da título a la película de Reinert Kiil se esfuerza, hasta lograrlo, por quebrar el raciocinio de dos personajes que llegaron hasta ella buscando refugio. Tal y como les sucede a los literarios personajes de Conrad terminarán por descubrir qué se esconde dentro del “corazón de las tinieblas”.

R.K.: Huset es, antes que nada, una película de personajes que se ven sometidos a fuerzas que desconocen y a las que no pueden hacer frente. Todo está pensado para lograr que ellos y el espectador duden de lo que están viendo, por muy racional que sea. Los sustos, imágenes de cruces, el diálogo del clérigo son sólo elementos frente a nuestros miedos, como lo que yo tenía de pequeño cuando mis abuelos me hablaban de la ocupación. Al final la casa es sólo eso, un lugar donde no podemos escapar de nuestros miedos.

Dicho todo esto, sólo queda una cosa más por decir… ¿Se atreven a entrar?

The House - Huset international Poster by Daniel Fumero LIMBO KIDS